El comercio electrónico ha revolucionado el consumo tal y como lo conocemos a día de hoy. Y no sólo en referencia a las tiendas online y su crecimiento en los últimos años como ya hemos comentado en nuestro blog.
Hay multitud de sectores, que de forma indirecta han visto gracias a este mercado un incremento de sus ingresos, y todo ello por ser meros proveedores de servicios que de forma indirecta trabajan para que el ecommerce funcione.
Hablamos como sectores financieros y medios de pago, siendo las FinTech, las startups con mayor tendencia en 2016. El comercio electrónico necesita medios fiables y sencillos para poder realizar las cobros por cada venta, e incluso los métodos tradicionales como el contrarrembolso, transferencia bancaria, tarjeta de débito y crédito se quedan algo limitados para los nuevos sistemas que pisan fuerte: PayPal (no es nuevo, pero implica una novedad de cara a la confianza del consumidor y del vendedor sin aún una pasarela de pago con un banco establecida), Alipay, Google Wallet, Trustly,…
Y no sólo de medios de pago vive el emprendedor, hay un tema aún más candente y que trae más dolores de cabeza: la mensajería.
Hace apenas cinco años, las empresas de mensajería estaban casi en desuso. Ya nadie mandaba cartas, y mucho menos paquetes a domicilios particulares. Era un comercio casi residual para entregas en empresas, incluso en muchas ocasiones suprimido por valijas internas, hasta que llegó el boom del comercio electrónico. La compra podía llegar a tu casa sin necesidad de tener que ir a recogerla al supermercado, también los muebles y los productos tecnológicos… Todo un mundo de posibilidades.
A día de hoy sabemos que el ecommerce tiene una tendencia alcista, y lo que más preocupa es la capacidad para gestionar el volumen de pedidos de estas empresas de mensajería.
Obviamente, pese a ser un tercero el que gestiona este tipo de servicio, la imagen que va asociada al envío es la tienda online en cuestión, por lo que los retrasos o daños provocados en el pedido son algunas de las cuestiones que aún quedan por resolver y mejorar.
El consumidor no le gusta esperar por aquello que compra. Si ha pagado en ese momento, quiere disfrutarlo cuanto antes, por lo que hay que buscar opciones que permitan ofrecer al usuario una mejor experiencia y por tanto un valor añadido frente a la competencia.
Amazon, el gigante por antonomasia en el comercio electrónico mundial, está pensando incluso en integrarse verticalmente y crear su propia empresa de mensajería. Mientras tanto, está testeando algunos productos como el envío a través de drones, que aún genera bastante polémica debido a la normativa referente a la aviación y dispositivos similares.
El vehículo autónomo sin conductor de Google, que incluye una serie de consignas donde viaja el pedido, y que sólo podrá ser abierta por el destinatario:
O incluso Uber, se suma a la tendencia, aportando una oportunidad más de que sus conductores también realicen repartos express.
Lo que sí que es cierto, es que todas las tiendas online coinciden que su mayor barrera a la hora de impulsar el negocio es la parte del envío y la gestión de devoluciones. Los costes son a veces incluso superiores al precio del producto, por lo que impide que el propio cliente se decida a comprar.
Las empresas tradicionales de mensajería tienen ahora la oportunidad de innovar y ofrecer soluciones mucho más personalizadas a los clientes si quieren captar su atención. Gracias al ecommerce han resurgido, pero si no encuentran cómo mejorar sus servicios, los productos sustitutivos están a la vuelta de la esquina para robarles la cartera.